El boleto estudiantil: un derecho que se vuelve un privilegio de la capital 

POR MARTÍN MEDINA, CAMILA NARVAJA & FEDERICO LEDESMA

Mientras el país atraviesa una crisis económica profunda, los estudiantes del interior de la provincia (quienes viven en las 93 comunas rurales y 18 municipios que no son San Miguel de Tucumán), suman otra preocupación: las trabas y recortes en el acceso al boleto estudiantil gratuito, un derecho que hoy se ve condicionado por nuevos requisitos, burocracias y medidas políticas. 

Existen dos programas de transporte gratuito para estudiantes: El SUBEM (Boleto Universitario Gratuito de Capital) y el BEG-I (Boleto Estudiantil Gratuito del Interior, gestionado por el gobierno provincial), si bien ambos buscan facilitar el acceso al transporte para estudiantes, pero difieren en su alcance y condiciones. El SUBEM está destinado a estudiantes que residen en  San Miguel de Tucumán y permite viajar sin costo en colectivos urbanos mediante la tarjeta SUBE.

El BEG-I creado con el objetivo de que muchos estudiantes puedan acceder a sus estudios sin la barrera económica que representa el transporte público en el interior de la provincia. Se transformó este año en un escollo para que miles de estudiantes puedan ir a cursar sin complicaciones. 

En el último período (2024-2025), el sistema incorporó requisitos más restrictivos, demoras administrativas e información confusa, generando incertidumbre y malestar entre los alumnos. Lejos de contemplar y aliviar la difícil situación que atraviesa el país, estas modificaciones no hicieron más que seguir dificultando aún más el acceso a un derecho básico como el transporte público para estudiar.

Los nuevos criterios para acceder al beneficio parecen responder más a una lógica de ajuste que de inclusión. Estudiantes que antes accedían sin inconvenientes, hoy se ven excluidos por cambios en los requisitos.  Lo que también generó una diferencia más notoria con respecto a los requisitos que se les pide a los estudiantes de la capital tucumana. 

Entonces…¿Quién decide quién puede estudiar y quién no?

A pesar de haber escuchado las quejas de los estudiantes, el 10 de junio volvieron a modificar los requisitos con el argumento de que se trataba de una “mejora” en el sistema. Sin embargo, en la práctica ocurre lo contrario. Lo que presentaron como un beneficio fue simplemente reducir del 70% al 50% la cantidad de materias aprobadas necesarias, y agregaron otra condición: ahora, si tenés el 80% de la carrera aprobada, también podes adquirir el boleto.

Esto no refleja la realidad que viven los estudiantes, ya que de todas maneras quienes no cumplieron con el requisito de “tener al menos cuatro materias aprobadas del año anterior”, pero sí con el resto de los requisitos aun así no recibieron el boleto este año

Tampoco fue una solución para quienes si cumplian con todos los requisitos pero por culpa de la carga de datos por parte de la facultad no pudieron acceder al boleto.  

Por este motivo realizamos una encuesta a los alumnos que nos permitió obtener distintos datos. Según las respuestas un 78,2% de alumnos usan el boleto del interior todos los días. Y un 66.5% dejó de cursar alguna materia o conocen a compañeros que lo hicieron por las complicaciones para obtener el BEG-I este año.

También algunos alumnos nos dieron sus testimonios:

“En mi caso fue una desmotivación muy grande la que sentí, ya que en el año 2024 tuve que tener dos trabajos por problemas económicos que tenía en mi casa, y aun así me esforcé por tener las 4 materias aprobadas, de hecho aprobé 6 materias. Además utilizo el doble tramo porque si bien vivo en Alderetes, no hay un colectivo directo desde mi casa. La facultad no me dio una solución así que tuve que adquirir el boleto por mis propios medios y hacerlo yo misma al trámite,  y ahora me lo van a entregar, recién en junio, ¿Pero quien me devuelve los $86.000 que vengo gastando mensualmente?”. Nos cuenta una estudiante de la carrera de Comunicación.

Exigir el tener aprobadas cuatro materias a estudiantes del interior, a diferencia de los criterios aplicados en la capital, impone una carga desproporcionada para quienes no viven dentro de San Miguel de Tucumán. Esta medida no sólo ignora las distintas realidades que atraviesan los estudiantes del interior, sino que además profundiza la desigualdad, exigiendo más a quienes ya enfrentan mayores dificultades.

“Una desigualdad total. Mientras que a los estudiantes del interior nos piden mínimo 4 materias aprobadas para la obtención del boleto, a los de capital solo 2. La gestión que están realizando este año realmente es muy mala y afectó a muchos estudiantes como a mi (que dependemos del boleto gratuito para asistir a clases). No saben por las situaciones particulares por las que pasó cada uno al no poder tener esa cantidad de materias aprobadas (en mi caso, mi mamá estuvo internada gravemente el año pasado y dependía de mi acompañamiento para sus estudios, que tuvo que ser llevada a Bs. As. para transplantarla del corazón. Me llevó bastante tiempo, esfuerzo y dinero toda esa situación y descuidé mis estudios debido a eso).- Deberían comprender este tipo de situaciones difíciles por las que pasan varios estudiantes y ser equitativos, porque QUEREMOS SEGUIR ESTUDIANDO.”  Nos cuenta un estudiante de la carrera de Inglés que vive en Las Talitas.

Y como si las exigencias académicas no fueran ya lo suficientemente restrictivas, también hay que señalar que los estudiantes del interior enfrentan trayectos mucho más largos y con costos significativamente más altos que el resto. Esa realidad, sin embargo, sigue siendo ignorada por el sistema.

“Considero que las condiciones para acceder al boleto debería ser igual para todos o al menos se debería de tener más consideración por quienes venimos del interior, ya que gastamos mucho más de transporte. Por ejemplo, el boleto de ida y vuelta desde La Madrid hasta San Miguel de Tucumán me sale 13 mil pesos y en capital sale $950, es una gran diferencia de lo que gastó por día a comparación de un alumno de la capital.” nos contó una estudiante de Ciencias de la Educación.

El costo de la educación en tiempos de ajuste

La coordinadora del Programa Boleto Estudiantil Gratuito para el Interior (BEGI), Cristina Robles Ávalos, explicó algunas de las causas de la demora de la entrega del boleto universitario gratuito del interior, y cuál es la situación con la UNT.

“Este año hubo una baja significativa en la cantidad de boletos entregados a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), cosa contraria a lo que se registró en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y en los terciarios de la provincia, lo que nos llamó mucho la atención, ya que desde la pandemia hasta acá, venimos con un incremento año por año de un 100, 200% en la entrega del BEG-I. 

A raíz de esto nos comunicamos con la Secretaria de Asuntos Estudiantiles para saber cuál era el problema de esa baja y nos respondieron que las becas que entregan también bajaron a la mitad, y que además a comparación de otros años no hubo la misma cantidad de ingresantes”, se explayó Robles Ávalos.

“Lo que yo pienso sobre esta situación es que si el problema es económico, tendría que haber un aumento en cuanto a las becas que proporciona la universidad. Creo que el problema está en que aunque los estudiantes tengan el acceso al boleto estudiantil, hay otras circunstancias que los exceden, yo tuve una reunión con un grupo de estudiantes que estaban organizando una marcha para reclamar justamente esto que hablábamos antes, donde nos comentaron que a pesar de tener el boleto, no es suficiente porque no tienen para acceder a un almuerzo en la facultad. Hay que ver cómo ayudamos a los universitarios”. AY agregó: “Estamos en una situación de mucha incertidumbre, ya que por nuestra parte solicitamos los estudios indicadores pertinentes, para saber cuál fue la cantidad de solicitudes del BEG-I de este año, y la única universidad que aún no nos respondió, fue la UNT. Y la que mayor irregularidades presentó fue la facultad de Filosofía y Letras, ya que la única manera que nosotros tenemos el acceso de esos datos es a través del SAE donde también nos informaron que hubo demora en la entrega de los datos de los alumnos, debido al cambio repentino del sistema SIU- GUARANÍ”.

“Estamos al tanto de todos los reclamos y estamos, y estamos trabajando para mejorar la situación de todos los estudiantes universitarios, y reveer los requisitos para acceder al beneficio del boleto, y poder llegar a tener la misma cantidad de beneficiarios que el año pasado.”

Entonces ¿Cuál es el costo real de que un joven abandone la universidad por no poder pagar el colectivo?, ¿Puede hablarse de igualdad de oportunidades cuando no todos pueden llegar a la universidad?, ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que estudiar sea un privilegio y no un derecho?

Más allá de los obstáculos burocráticos, el recorte en el boleto estudiantil también habla del lugar que la educación ocupa en la agenda política actual. Con un Estado nacional que ha reducido drásticamente sus aportes al sistema universitario y a las políticas sociales, muchas provincias optan por achicar beneficios en lugar de ampliarlos. El transporte gratuito, en este contexto, se vuelve una carga presupuestaria más que una inversión en el futuro.

Esta situación impacta a una cantidad de estudiantes significativamente mayor que en años anteriores. Su reclamo no es un capricho: quieren estudiar, pero no pueden afrontar los costos. Exigen reglas claras, un acceso igualitario al boleto gratuito y que su realidad sea escuchada. Porque el interior no puede seguir siendo el margen invisible del mapa educativo tucumano.

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