Delfor Otero, perfil general

POR DIEGO TOSCANO*

El general Otero no parece nervioso. Se mira los zapatos. Lustrados. En orden. Se acomoda la corbata. El puño de la camisa. El reloj de su muñeca marca las siete, apenas se pasan, tres minutos, o cuatro.

No es su primera vez ante las cámaras de televisión. Tiene el discurso ensayado. Dos veces frente al espejo; quizás tres. Pero el ambiente en este galpón reconvertido en estudio televisivo está increíblemente tenso. De más.

La gente por aquí corre y fuma. Algunos hasta se muerden las uñas. El cronista de La Gaceta publicará mañana que se vivieron “momentos de natural expectativa y nerviosidad”. Pero Otero está tranquilo. Más que tranquilo, concentrado. No mira a la cámara, ni mira a los otros. Mira hacia el frente mientras masculla algo. El rector Virla lo ve de reojo. El general masculla. Repite una vez y otra esa palabrita horrible que no debe jugarle una mala pasada esta noche: sesquicentenario…sesqui-centenario, ses-qui-centenario.

Alguien grita: “Salimos al Aire.

Comienza el Himno Nacional Argentino. Todos de pie. Al coro lo dirige el maestro Cognato; –Mario. Son como veinte personas, el coro. La música del himno tiene partes robadas de Mozart. Pero decir eso puede traer problemas… mejor no decir nada. –Oh juremos con gloria morir, oooh jureeemos con gloria moriiir, paranpanpampam, pam, pam. Ahora se canta el Gaudeamos. Ese himno universitario. En latín. Después le sigue El Triunfo, de Felipe Boero, una pieza que por entonces forma parte del cancionero nacional. Muy a tono con el día; y con la épica. Boero es un compositor argentino de música académica. Tiene una ópera dedicada a la Batalla de Tucumán, con un argumento amoroso que parece inspirado en Romeo y Julieta. Curiosidades.

Al general le toca hablar en minutos. Sabe lo que vino a decir. No puede salir mal. El día ha sido una fiesta y nada debe cambiar ese tono. LW83 Canal 10 Televisora Universitaria está saliendo al aire por primera vez en esta tardenoche del 9 de julio de 1966, día en que se conmemoran los 150 años de la Independencia Argentina. Tucumán es el centro de los festejos patrios. Hay algarabía. El desfile en la Mate de Luna ha sido masivo. Vino Onganía, que acaba de derrocar a Illia y de asumir como Presidente de la Nación hace apenas unos días.

    El general Otero es el interventor militar de la Provincia de Tucumán y participa como invitado del acto de inauguración de la Televisora Universitaria. La Universidad lleva años trabajando en este proyecto. Pretende un medio de propalación de cultura, como se dice por entonces. El Canal es una idea de Virla, el rector, y de Raúl Albarracín, el que oficia de presentador del evento. Consiguieron la licencia cuando se desarmó Radio Splendid, pero se les puso en la cabeza que querían un canal de televisión. Se gastaron una fortuna. Los radicales le dieron lata. Habría que revisarles los números. ¿Había corrupción en el gobierno de Illia? O eso decían los diarios. No se sabe. La televisión no es joda y hay que controlar todo lo que se transmite.

   Delfor Otero no es un general cualquiera. Está a cargo de la V Brigada de Infantería con asiento en Tucumán desde 1965. Tucumán ya era un polvorín antes del cierre de los ingenios. Unas semanas antes, en una refriega entre cañeros y policías, ha muerto una mujer y hubo varios heridos. Illia quería intervenir la provincia por decreto. Ese mismo día, pero no lo hizo. Otero figuraba entre los candidatos a interventor según la revista Primera Plana. Quizás era solo un rumor u operaciones para desestabilizar. Como eso del vacío de poder o aquello de la gestión parsimoniosa, la tortuga. Nunca se sabe.

    Otero ascendió a general en 1964, –junto a González y a Marini. Se había salvado de las purgas de la Libertadora, pese a no haber participado en la sublevación de Córdoba del 55. Escuela de Tropas Aerotransportadas. Estuvo preso, incluso, pero se repuso. Ahora ya es general. Onganía ha venido imponiendo a gente de su confianza en los ascensos del Ejército. Azules casi todos. Violetas algunos. Antirretornistas. Encima Perón se las había dado de guapo con eso de venirse hasta Asunción, pero algo le salió mal y se tuvo que volver desde Río de Janeiro a Europa. –Una provocación al pedo. O no entiende lo que está pasando, o se hace el boludo.

   En Tucumán gobernaba Barbieri. Lázaro Nazareno. Un profesor de Historia afiliado a la U.C.R. del Pueblo. –Un comunista que se hace pasar por radical. Se afiliará luego al socialismo y adherirá una supuesta fracción ‘revolucionaria’. Todo está en su ficha, seguramente. Llegó a gobernador con el 10% de los votos. ¡Diez por ciento! –En Tucumán puede pasar cualquier cosa. En ese Colegio Electoral terminaron a los sillazos. A las elecciones del 65 las ganó Riera, un hombre de la FOTIA. Un peronista. -Un petiso. La Legislatura votó leyes de expropiación de ingenios y de cogestión obrera. Puede pasar cualquier cosa, pero Tucumán no va ser Cuba. Para eso está Otero. -En Tucumán los comunistas están por todos lados, hasta en la Federación Empresaria, ¡vea!

   Siendo coronel, Otero dictó clases en el Primer Curso Interamericano de Guerra Contrarrevolucionaria; eso fue en el 61. Estudió a Jean Ousset y a toda la escuela francesa, conoce lo métodos de penetración marxistas y sabe cómo combatirlos. En ese curso también dictó clases Antonio Domingo Bussi, por entonces apenas un oficial mayor del Ejército. Unos años después también será gobernador de esta Provincia.

  “La Revolución Argentina tiene objetivos pero no tiene plazos!”. La conversión de las Fuerzas Armadas en un agente de la modernización económica ya está en marcha, decían. “En Brasil le pusimos freno al marxismo”. 1964. En Bolivia también. Lo de Santo Domingo requirió la intervención directa yanqui. Era grave la cosa. Onganía tiene claro lo que está pasando. Lleva al país a la órbita de EEUU. West Point. ¡Un complejo industrial-militar argentino! Sueñan despiertos. Perón se quedó en el pasado. Encima, es un protegido de Franco. Atrasa 20 años.

   En las Fuerzas Armadas se vive un verdadero boom literario, pero no es el boom de Cortázar o de Vargas Llosa, es un boom de literatura anticomunista. No prima el fluir de la conciencia sino la guerra psicológica. No leen a Roa Bastos, sino textos de Osiris Villegas, de Mariano Grondona, de Fernández Lamuño. Es la lectura obligatoria de una generación de cruzados que se está formando. Otero es, o parece ser, un converso. Tampoco se sabe.

    Los Estatutos de Canal 10 están en orden: “la educación del hombre en sentido amplio…la formación integral de la personalidad en sus aspectos moral, intelectual y físico, mediante el desarrollo de la capacidad de juicio sobre lo estético, lo ético, lo afectivo y lo social… Como órgano de información y educación, sus programas promoverán la difusión y la enseñanza de las ciencias, las letras y las artes, así como el reflejo veraz y ponderado de la realidad social, económica y política”. Nada raro. Están aprobados. –Pero en los cursos preparatorios del canal participaron comunistas. Esta Universidad está llena de rojos. –La juventud es el principal objetivo del marxismo. La tarea de reconquistarlos puede llevar años.

   Los medios de comunicación son una obsesión de la doctrina de Guerra Nacional Contrarrevolucionaria que han puesto en pie las Fuerzas Armadas. En primer lugar, la televisión. Pero la influencia norteamericana en la industria televisiva es ya completa. En Argentina operan capitales yanquis desde el comienzo. Incluso, Canal 13 de Buenos Aires está directamente bajo control de empresarios cubanos exiliados en Miami. Gusanos, les dicen. Las latas van y vienen. La plata también. Habladurías.

   En unos años, el canal de televisión universitario tendrá que adaptarse al mercado. Incorporar publicidad comercial. Quizás buscar un socio. En EEUU ya están transmitiendo televisión “cromática”, como se dice entonces. El 60% de las publicidades se hacen a color. 35000 dólares el minuto. Para 1966, una verdadera fortuna. Los franceses quieren meterse también en el mercado argentino. Incluso ofrecieron instalar gratuitamente un canal de televisión a colores. Con fines culturales, dicen. Según la revista Panorama de Febrero de ese año, la Universidad del Salvador está interesada en tomar el ofrecimiento. Experimentos.

   #Alerta, spoiler: En 1977 el gobierno nacional intervendrá Canal 10. Forzará a la U.N.T. a ceder una parte del paquete accionario al gobierno provincial, para ese entonces, de nuevo en manos militares, para poder ejercer un control más directo de todo lo que se emite, y por el enorme negocio que estarán preparando con la televización a colores del mundial de fútbol de 1978. Treinta y tres por ciento de las acciones expropiadas de un plumazo. Pero para eso todavía falta. Volvamos a Otero.

   Delfor Felix Elías Otero tiene un hermano, Manuel Camilo. También es general del Ejército. Ambos figuran en el listado de supuestos militares golpistas que publica Primera Plana en enero del 66, seis meses antes del golpe contra Illia. Manuel Camilo está en el V Cuerpo de Ejército, en Bahía Blanca. Como su hermano, también él es un moralista firme y un anticomunista rabioso. Conduce una suerte de guerra santa contra lo que llama la barbarie del cosmopolitismo regresivo, y contra varios enemigos de moda: el individualismo, el sensualismo, contra la izquierdaen toda su fauna. El diario La Nación le ha publicado un artículo en mayo de ese año.

   En 1968 Manuel Camilo aparece implicado en una denuncia de corrupción. “Aprovechamiento ilegítimo” en la adjudicación de una señal de radio en la ciudad de Mar del Plata, LU9, en la que figura como socio junto a otros militares y empresarios. Con bastante sarcasmo lo denuncia el periódico de la C.G.T., dirigido por Raimundo Ongaro. Ese periódico en el que trabaja Rodolfo Walsh.

   Por esa misma época Delfor Otero abandona su cargo de Director en la Escuela Superior de Guerra para asumir como vicepresidente de una empresa constructora que ha sido beneficiada con un proyecto de 30.000 viviendas. Casi una ciudad entera para una sola empresa. Business are business. Lo material determinando lo moral. Una pequeña venganza de la dialéctica marxista contra unos de sus detractores.

   En este momento la historia de Otero ha pegado un viraje. Lanusse es el nuevo hombre fuerte del Ejército y está promoviendo a la gente de su confianza. Delfor Felix Elías ha sido postergado en los ascensos para General de División y ve frustrado su anhelo de sumar un sol metálico más al uniforme. Pide el retiro. Se asocia a la empresa constructora de Alberto J. Armando, el presidente de Boca Juniors. En 1970 se incorpora al Instituto de Investigaciones Económicas y Financieras de la mano de José Ber Gelbard, futuro ministro de Economía de Perón y por entonces uno de los principales dirigentes empresarios. María Seone, en su libro sobre Gelbard, dice que Otero es un “peronista ferviente”, que ha sido siempre leal a Perón, y lo coloca incluso como uno de los posibles candidatos a la presidencia que habría estado barajando Gelbard para el caso en el que Perón no pudiera presentarse a las elecciones del 11 de Marzo del 73. El cargo que finalmente ocupará Cámpora. ¿Es el mismo Otero del que venimos hablando?

    En ese gobierno peronista, Otero asume la Secretaría de Comunicaciones. Le toca intervenir en temas complicados, como la quiebra de ENTEL, con un pasivo de más de 200 millones de dólares. Monumental. La culpa es de los contratos leoninos que se firmaron con la Siemmens y con la Standard Co.. –Así nadie puede. Luego, en el 75, aparece como director del diario “Última Hora”, una fachada que inventaron para seguir publicando el diario “Crónica”, que había sido clausurado por el gobierno de Isabel. Más precisamente por López Rega. De nuevo, Otero aparece de la mano de Gelbard, pero esta vez asociado a Gravier, el financista de Montoneros. Otra broma del destino. Al año siguiente, el 20 de julio, el general Videla ordenará su arresto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En el país hay otro gobierno militar, pero este ya no es el suyo. El decreto dice que sus actividades atentan “contra los valores del proceso”. ¿Pero acaso no saben quién es él? No importa. Unos días después el arresto quedará sin efecto.

      Sus siguientes pasos no son fáciles de rastrear. Al clásico hermetismo militar, hay que sumarle las diversas conversiones por las que fue atravesando Delfor Elías. En el 84, y figurando como “asesor de empresas”, reaparece en la vida pública, esta vez, como parte del “grupo de hinchas notables del Club Atlético Boca Juniors. Intervienen en la peor crisis de la historia xeneize, incluso con una huelga de los jugadores del plantel de primera. Flotaba en el aire la influencia brasilera, las luchas futbolísticas que libraba Sócrates y su “democracia corinthiana” contra una dictadura que llevaba casi 20 años en el poder.

   Pero volvamos a la tardenoche tucumana del 9 de julio de 1966. Son casi…las siete… y media…y está terminando de hablar el rector. Otero escucha, pero no atiende. Está concentrado en lo que trajo para decir. En esa palabra maldita. Pero algo de lo que dice Virla lo interrumpe, no termina de gustarle. ¡Pero cómo no pidió que le muestren ese discurso antes! En copia escrita, por favor. ¿Qué es esa idea de que un canal de televisión representa un cambio progresista? Qué importa ya; le toca el turno. Se pone de pie. Camina hacia el centro. El calor en este quonset es asfixiante a pesar del invierno. No puede fallar; tiene el discurso ensayado, por lo menos dos veces…carraspea. Modula la voz. Entonación cuartelera. Ahí va: –Tucumán vivió hoy una jornada patrióotica, con una muultitud popular desfilando ante las autoridades nacionales, en celebración del ses-qui-centenario de nuestra Independencia. En concordancia con esta magna fecha, otro hecho se suma a la pujanza de Tucumán. La Universidad Nacional de Tucumán, fuente inagotable de cultúra, en un esfuerzo digno de la más Alta ponderación, pone en marcha este canal de Televisión que viene así a llenarrr, un vacío que ya no podía seguir subsistiendo en esta pujante ciudad…”

   No se trabó. Sesquincentenario no le jugó una mala pasada. Pudo decir lo de llenar el vacío sin siquiera sonrojarse y hacer alusión a la multitud que asistió al desfile de esa tarde. Completo. Hora de cerrar. No habrá remate, y el final ya es historia.

  “Que la fe en Dios y en la grandeza de la Nación ilumine a quienes tienen en sus manos la conducción de este importantísimo medio de comunicación garantizando así su contribución a la felicidad de la gran familia argentina”. Aplausos.

Un mes después, Otero será reemplazado por otro general. Fernando Aliaga García Montaño será el nuevo interventor de Tucumán y decretará el cierre de once ingenios. La provincia caminaba hacia la solución integral y definitiva que había prometido Salimei, el ministro de economía de Onganía, en esa visita del 9 de julio.

El Tucumán pujante del que habló Otero se murió en el parto…pero Canal 10…

Canal 10 ya estaba ahí para transmitirlo.

PD: Por su alcance ideológico y por su funcionalidad, el discurso del Gral. Otero en la inauguración de Canal 10 ese 9 de julio de 1966 constituye –en mi opinión- la primera expropiación de Canal 10. La primera de una larga saga de expropiaciones y usurpaciones que se mantienen hasta el present

*Diego Toscano es profesor de Semiótica en la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la UNT. Es uno de los coordinadores del proyecto Nuevo Trópico.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *