POR MARTINA LUJÁN BURGOS
Muchos de nosotros caminamos por las mismas calles, pasamos por las mismas facultades, nos topamos con los mismos bares y, sobre todo, consumimos las mismas redes sociales, ya sea Instagram, Facebook o TikTok. Durante los últimos dos años, la historia de Alan Paredes, un estadounidense en Tucumán, se ha vuelto viral en la provincia. Este tiktoker, que se identifica con el usuario “@alanparedes95”, ha capturado la atención de miles al dedicarse a documentar y criticar las realidades que muchos tucumanos enfrentan día a día, mientras que paradójicamente, lucha por conseguir su propia residencia en Argentina.
Alan llegó a Argentina y ha vivido en Tucumán por al menos dos años, tiempo durante el cual ha expresado amar la provincia. Sin embargo, a pesar de su arraigo y la conexión que ha forjado con la comunidad, Alan enfrenta serios problemas para obtener su residencia en el país, entre denuncias falsas para cancelar su visa y retrasos en los papeles por parte de una parte del personal de Migraciones. Esto queda destacado en un video publicado en su cuenta de TikTok donde celebra sus dos años en Argentina, donde él mismo destaca su “lucha por la residencia” y los “desafíos migratorios”. Esta situación ha generado un gran apoyo entre sus seguidores, quienes se preguntan por qué a un “pobre chico” como él se le niega la visa, siendo que busca invertir en la provincia con un proyecto de negocio. Sus comentarios están llenos de gente ofreciéndose a acompañarlo en sus trámites o sugiriendo que acuda a la Defensoría del Pueblo para recibir ayuda, demostrando que tiene el apoyo de ellos.
El tiktoker se ha hecho conocido por sus videos donde “explora” los barrios, las villas y la “periferia” tucumana, exponiendo la “realidad tucumana” que, según sus seguidores en TikTok, a menudo es ignorada. Sus grabaciones muestran calles de tierra, repletas de baches, zonas que se inundan con facilidad, y basura en las veredas. Ha recorrido diversas localidades desde San Agustín y Graneros hasta Villa Carmela, Villa 9 de Julio, Las Talitas, El Colmenar, Villa Mariano Moreno, Concepción y Simoqueño en Alberdi, incluso se ha adentrando en barrios catalogados como “los más peligrosos”, donde los propios vecinos le han advertido que tenga cuidado.
Debido a esto, y a su previa lucha con migraciones, sus videos se han vuelto una crítica abierta a la gestión municipal, especialmente la de la intendente Rossana Chahla. Alan a menudo pregunta a los vecinos de los barrios que visita si han visto a “la Chahla” por la zona, evidenciando en cada uno de sus videos una marcada discrepancia entre la imagen que la intendente proyecta en sus redes y la realidad de la infraestructura y los servicios. Estas publicaciones han alcanzado un amplio público, con videos que superan las 33.5K, 49.2K y 36.3K de “me gusta”, y cientos de comentarios y compartidos.
La confrontación que Alan tiene con “la Chahla” es central en su contenido y ha resonado profundamente con los tucumanos. Los comentarios en sus videos revelan una crítica constante a la administración de Chahla. Se la acusa de “brillar por su ausencia” en barrios como Villa 9 de Julio, donde las calles son descritas como “detonadas”. Los vecinos confirman que esta es la “realidad de las calles de Tucumán” (puntualmente cuando llueve) y tildan la situación como “desastre”.
Las principales quejas dirigidas a la gestión de Chahla incluyen: La falta de soluciones para las inundaciones, que ocurren incluso con lluvias ligeras; La escasez de agua en muchos barrios y el problema de las cloacas rebalsando sin respuesta, mientras que “la respuesta es rápida si alguien se atrasa en una boleta” y la acusación de que gasta “millones en publicidad engañosa” mientras “San Miguel de Tucumán se cae a pedazos”. Los comentarios afirman que Chahla no ha cumplido ninguna de sus promesas de campaña, dejando “obras abandonadas”. La intendenta, junto con su equipo de Publicidad, se han agarrado de estas críticas y han realizado algunos videos en la misma plataforma comenzando estos con “Aquí está la Chahla” y mostrándose en diversos eventos de inauguración, pero no ha pasado de una confrontación indirecta.
Alan Paredes ha utilizado el humor y la ironía para enfatizar estas críticas. Por ejemplo, en un video, agradece sarcásticamente a “@Jesús Comunica por arreglar la calle”, insinuando la inacción municipal. Otro video, creado con Inteligencia Artificial, titulado “Chahla y la SAT: Aventura en Tucumán”, satiriza la gestión de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) y la intendenta en relación con los problemas hídricos y de infraestructura. También, ha circulado la publicación de “Gomeria Roxana Chahla” que utiliza el concepto de una gomería imaginaria propiedad de la intendenta para ilustrar la gran cantidad de baches y “cráteres” en las calles que dañan los vehículos.
En este contexto, me parece fundamental compartir la historia de Alan Paredes porque, a pesar de ser ajeno a la provincia y al país, se ha alzado como una voz que hace frente a aquellos que son nacidos y residentes de la provincia y aún así no hacen nada para mejorar las condiciones de las calles, los barrios o la gestión de la basura, lo que resulta en una situación indigna para los tucumanos al tener que vivir de esta manera, con infraestructura deficiente, falta de servicios básicos y promesas incumplidas.
La gente encuentra y reconoce que Paredes habla de lo que otros no se atreven, ya sea por miedo, ignorancia o desinterés. Sus seguidores lo felicitan por “decir la verdad” y por mostrar lo que los “medios de comunicación ensobrados” no hacen. La presencia de este tipo de personajes mediáticos ejemplifica cómo una voz foránea puede resonar con una población que siente que las autoridades no captan la intensidad de sus necesidades. Su trabajo, más allá de la polémica, abre un espacio para que nos preguntemos: ¿qué ciudad queremos construir entre todos y qué roles deben ocupar quienes habitan en ella?
En última instancia, la historia de Paredes nos invita a fusionar la crítica con acción: que las voces externas sirvan para exigir cambios tangibles desde la base, y que la ciudad que queremos construir incluya a todos los que residen en ella.