POR JORGE FIGUEROA*
#Tucumán La Gran paradoja
No es que lo parece, es fuertemente paradójico que el año pasado y éste la producción audiovisual realizada en Tucumán haya alcanzado un nivel nacional e internacional no visto antes. Se trata de la producción, la distribución y su consumo, hay que precisar. Y que quede claro que no se está hablando de “cine tucumano”, sino de producción audiovisual realizada en la provincia o de la presencia de actores reconocidos y formados en esta ciudad en distintos films nacionales.
Los cineastas en la provincia tienen dos respaldos: el nacional, el Incaa, que prácticamente desapareció y lo desguasaron desde que asumió Javier Milei, y la Ley Provincial de Promoción 9578 aprobada por la Legislatura y promulgada por Osvaldo Jaldo, que no ha pagado los millones de millones que adeuda a la actividad (en 2023 destinó algunos fondos para una realización como “Muña Muña” y un festival de cortos de animación en Tafí del Valle; hace poco más de un mes lanzó un programa con $29,5 millones en premios). Desde hace casi un año que promete un espacio en Canal 10, pero nada hasta ahora.
El ataque a la cultura del gobernador comenzó antes que Milei, al desjerarquizar el Ente Cultural (le quitó la autarquía, nada menos que el manejo de los fondos, aunque mantuvo la del Teatro Mercedes Sosa, y pasó a depender del Ministerio de Educación). La Ley 9578 establece que el presupuesto será tres valores promedios de una película fijados por el Incaa (la cifra actualizada y retroactiva a 2024 alcanza a 300 millones por lo que le corresponde 900 millones). El gobierno de Jaldo nunca pagó esa deuda, ni en 2023 (con los valores de entonces), tampoco en 2024 y 2025.
De todos modos, los productores audiovisuales que funcionan en un Consejo Audiovisual (una cámara industrial) que integra (y dirige) el mismo gobierno, poco se han quejado al respecto y recibieron entusiastas los premios de este año ($ 29,5 millones y la promesa de una web de exhibición de producciones locales). La formación de una comisión de filmación (que también dirige el gobierno) y el primer mercado audiovisual “Visión Norte” lanzado hace tres semanas, son algunas iniciativas adoptadas, pero el dinero adeudado, la “platita” no aparece para los cineastas independientes.
“Muña Muña”, de Paula Morel Kristof recibió alguna colaboración (escasa) de la ley provincial (luego tuvo que lanzar un proyecto de crowfunding -financiamiento colectivo) y hace algunas semanas se presentó en el Festival de Cine de Santander (España) y otro en Bavaria (Alemania). En el plan de fomento 2023 también hubo aportes para “La Planillera” de Cecilia Casanova, “El Destructor de Nubes” de Álvaro Simón Padrós, “El Sheriff” de Duilio Gatti e “Intangible” de Matías Galindo. Recientemente se conoció que el cortometraje “Souvenir” de Martina Díaz Santilli obtuvo reconocimiento en el Festival Cortos de Vista.
Entre los artistas que venían figurando y lo estarán en los próximos filmes, en distintos roles, por cierto, se pueden encontrar a Lili Juárez, Sergio Negro Prina, Nicolás Aráoz, Agustín Toscano, Ezequiel Radusky y Daniel Elías, entre otros. “En vos confío” (2023) dirigida por Toscano es un documental en el que trabajan Camila y Ruth Pláate, pero además aparecen Lili Juárez y el mismo director (ganó el premio en Estonia, 2023, y se presentó en el Festival de Cine Tucumán 2024, entre otros eventos, tuvo algún respaldo del Incaa en 2023); con una exquisita ópera realizada por Bruno Masino. “Barcos y catedrales” (2024), película dirigida por Nicolás Aráoz, debutó en el Bafici y luego se proyectó en esta ciudad en distintas oportunidades (su financiación fue propia).
En filmes como “Simón de la montaña” (de Federico Luis) y “Un cabo suelto” (Daniel Hendler) Prina y Toscano aparecen. Y para qué hablar de “Belén” (Dolores Fonzi) realizada con decenas de artistas y técnicos tucumanos (incluyendo a a Radusky y Daniel Cabot, de la importante productora K&S Films, fundada por Hugo Sigman); hasta el momento recorrió el país, festivales europeos, se instalará en una plataforma de streaming y tiene en agenda los Globos de Oro, en Hollywood y los Premios Goya.
A estos trabajos debe agregarse “Tierra Citrus” (de Ayelén Agüero que ganó una mención en Festival de las Alturas, Jujuy, 2025), que fue rodada en Alpachiri y producida en Los Ángeles (es una obra que se inició como intervención fotográfica, continuó como documental y luego concluyó como docu/ficción): la cosecha de limones, un fuerte retrato social de la provincia enfocada en la relación de clases, obreros y patrón. “La Hermandad- 8 años después”, de Martín Falci, comenzó en 2024 con aportes privados y este año fue favorecida con los premios del Ente Cultural para su postproducción. En 2024 Pedro Ponce Uda presentó su documental (“Yakuman: Hacia donde van las aguas”). “El tiempo entre nosotros” que compitió en el festival de Gerardo Vallejo en 2025 fue dirigida por Agostina Colantuoni, realizada con fondos propios (otro retrato social).
La serie “Tafí Viejo, verdor sin tiempo” se ha inaugurado en estas semanas financiada por capitales originarios de Javier Noguera. La producción está dirigida por Eduardo Pinto (igualmente trabajan allí Liliana Juárez, Negro Prina, Daniel Elías, entre otros mencionados), además de actores nacionales. En la última realización de Daniel Hendler “27 Noches” repiten en roles secundarios Radusky, Toscano y Elías.
Lucrecia Martel estrenó en la Bienal de Venecia “Nuestra tierra” luego de un trabajo que le llevó 14 años, y que, en modo documental trata sobre el crimen de Javier Chocobar de la comunidad indígena de Chuschagasta (Trancas, Choromoro). La artista tomó (y amplió) el asesinato para hablar de las reivindicaciones de la tierra. Su clara posición ideológica se definió hace unos días: “No hagamos cine -ni cosas, ni obras de teatros, ni libros- para decorar la casa de los ricos. No hagamos. No le llenemos las horas a la gente que manda para que se divierta la gente que manda. No les resolvamos el insomnio a las personas del bien, a la gente bien, a la gente que cree que es la buena. Trabajemos para eso. El sentido de nuestro trabajo está unido al destino de los pueblos” (https://gpsaudiovisual.com/2025/10/16/charla-magistral-de-lucrecia-martel-en-el-festival-de-new-york-no-hagamos-cine-para-decorar-la-casa-de-los-ricos)
Y recientemente se pudo ver “22 veces Paola Tacacho”, de Paula Scarso que relata un femicidio anunciado ocurrido en esta ciudad (tampoco tuvo apoyo del Ente Cultural ni del Incaa, sí de iniciativas privadas y en parte, del gobierno de Salta).
En la primera revista “Ruta 9” (diciembre 2020) de la asociación Tucumán Audiovisual escribí sobre “Identidad, ¿qué identidad?”, un artículo pequeño en el que intenté dejar afuera denominaciones tales como “tucumanidad” sobre los debates que no son pocos (parece una broma, pero el Ente Cultural declaró al Sánguche de Milanesa Tucumano como Bien Patrimonial de Interés Cultural Inmaterial, reconociendo su importancia culinaria, cultural, turística y social para la provincia -11-07-2024).
Al arte no hay que darle ultimátum, ni sociales ni identitarios. El Manifiesto por un Arte Independiente (escrito por Breton, Trotsky y que lleva la firma de Diego Rivera, 1938) plantea “toda la libertad para el arte”.
En definitiva:
- Gran producción audiovisual sin el aporte estatal nacional y provincial (a pesar de las leyes y su promulgación). Muchos actores/actrices tucumanos o formados en esta provincia que participan en realizaciones que adquieren una dimensión nacional e internacional.
- Escasa queja, reclamo, en el Consejo /cámara por las deudas oficiales (hablo de leyes promulgadas, no de promesas o compromisos). Se optó por una negociación que hasta ahora no tuvo resultados.
- Esta cantidad de realizaciones en su inmensa mayoría sin el respaldo del Estado y sin el cumplimiento de la ley es un llamado de atención porque, aunque no sea el objetivo, permite en los hechos que los Jaldo o Milei no respeten ni sus propias leyes.
*Jorge Figueroa es docente universitario y periodista de La Gaceta. La nota de su autoría es una colaboración para Nuevo Trópico