POR NOELIA NEGRO
Arquitectura del olvido. En esta primera entrega del ciclo Patrimonio arquitectónico como resistencia*, la arquitecta Natalia Kerbabian nos invita a mirar con otros ojos las demoliciones de Buenos Aires. Su proyecto “Ilustro para no olvidar” transforma el duelo urbano en gesto gráfico, y el dibujo en acto político. Desde la tinta, la memoria y el afecto, Kerbabian propone una pedagogía visual que interpela, educa y convoca. ¿Qué podemos aprender desde Tucumán?
“Ilustro para no olvidar”. Así se llama la iniciativa que la arquitecta Natalia Kerbabian lanzó en Buenos Aires en 2022, cuando las casonas de Olazábal y Vidal fueron demolidas ante sus ojos. Con tinta negra y acuarelas, comenzó a registrar fachadas centenarias en extinción, transformando el dolor en arte y el arte en denuncia. Hoy, su proyecto acumula más de cien ilustraciones, cada una es memoria visual, una resistencia sensible frente a la piqueta con múltiples adeptos a la causa que se fueron sumando y colaborando. Gracias a esta movida, se logró salvar el histórico puente de la calle Zabala, en Belgrano. Porque dibujar también es luchar. En diálogo con Natalia, nos cuenta:
¿Qué significa para vos “ilustrar para no olvidar”? ¿Cómo se transforma el dibujo en acto político?
Para mí “ilustro para no olvidar” significa ante todo la materialización de un sentimiento muy grande y de una emoción que actúa desde el afecto, desde la resistencia. Un proyecto que, sin saber, se iba a volver tan de toda la ciudadanía. Eso significa, ante todo, ilustrar para no olvidar: Poder hacer lo que uno siente, que de alguna manera va a hacer un bien mayor. Un bien no solo para reparar el dolor de uno o la condición de uno, sino que es un acto semilla, que también determina perteneciendo a los demás. Entonces hoy ilustra para no olvidar, para mí significa una gran responsabilidad y también una convicción y un propósito claro, que reúne todas mis intenciones y que trata de educar en clave colectiva, que trata de concientizar. Que también se enriquece con el encuentro con muchas otras personas que, a su vez, enriquecen también el proyecto. Ilustro para no olvidar, hoy es un proyecto educativo cultural que registra memoria de manera ilustrada, pero al mismo tiempo, la manifestación de un montón de acciones humanas dirigidas desde un deseo de bien común. Todo eso es ilustro para no olvidar.
El dibujo se transforma en un acto político, porque mueve voluntades, despierta conciencias. Muestra de una manera muy poética y amorosa un acto como muy…hasta violento podríamos decir, y entonces es un acto político. Ya el hecho de decidir hacerlo para contar una realidad en una coyuntura, en un tiempo o espacio específico histórico, es un acto político.
¿Qué tipo de memoria creés que se pierde cuando se demuele una casa antigua?
Lo que se pierde es una memoria que nos permite entender quiénes somos y a dónde queremos ir, es la que relata la topo filia y nos hace comprender el por qué de algunas cosas y el para qué de algunas cosas para integrarlas. Entonces, así transformarnos como seres y como seres viviendo en comunidad. Ese, sobre todo, es el tipo de memoria que se pierde cuando se demuele. Además de las que refieren a oficios de época, usos y costumbres, etc.
¿Sentís que tu proyecto generó conciencia o resistencia en los barrios? Mi proyecto nace hablando de una forma distinta, ni mejor ni peor, distinta, a través de la poesía. Y de alguna manera se amalgama, se imana o se encuentra con proyectos similares en aspectos de temática, que ya venían abogando por los barrios y las resistencias. Ilustro para no olvidar se suma a ese movimiento de conciencia. Y sí, tiene la posibilidad de expandir bastante, porque se ve que el lenguaje poético o el lenguaje del dibujo de algo amoroso haciendo ruido, y después mostrando un vacío tal vez, generó mucha reunión de personas. En tiempos muy, muy cortos. Y sí, en ese aspecto sí fue un generador de conciencia, pensamientos o situaciones que tienen que ver con cómo caminar la ciudad o cómo vivenciarla o cómo vivirla o cómo mirarla, observarla. Siempre tengo comentarios de ese tipo: que ahora caminan en la ciudad diferente, que observan más cosas que no se habían dado cuenta que las cuestiones biológicas…, así que sí, puedo observar que sí. Y tomo dimensión de eso cuando me hacen devoluciones. Y también intento mucho participar en escuelas cada vez que se da la oportunidad, me parece que es fundamental la educación para poder llevar conciencia y, por lo menos el conocimiento para que después se decida con mayor criterio.
¿Qué lugar tiene el patrimonio frente al avance inmobiliario? ¿Es visto cómo obstáculo?
El avance inmobiliario es, según lo que dé más rentabilidad. En este momento, el patrimonio no es lo más rentable. Entonces, automáticamente se convierte en un obstáculo, desde ya. Hoy en día la desidentificación y el clientelismo en las ciudades, la gentrificación o el no lugar es una manera de desorientar a las personas para que sean más manipulables. Y en ese caso, se conjuga el gran negocio inmobiliario, función de la rentabilidad y la idea de la nueva manera de vivir o el lugar deseado con un espacio que a veces ni siquiera cumple las funciones básicas. Entonces, ¿qué lugar tiene el patrimonio? Y cada vez peor, porque además ese mismo avance sugiere y hace creer que el patrimonio ya no funciona, no sirve. No puede ser sostenido, que si se quiere sostener es carísimo, etcétera. Todo esto alineado a la ley.
¿Quiénes defienden el patrimonio cuando el Estado lo abandona?
El patrimonio, en realidad como es el acervo tangible e intangible y qué está sucediendo todo el tiempo, está muy relacionado a lo afectivo, a lo vincular, al conocimiento y el afecto por el territorio y por lo que se habita, en cuanto se pueda sostener y se pueda colaborar con su mantenimiento, ya sea privado o público. Primero lo protegen siempre quienes lo habitan, luego el estado, que debería ser una reunión de personas que representan a las personas que habitan, entonces no deberían ser dos cosas separadas. Solo que tiene las herramientas y la organización necesaria para poder administrar, ejecutar, y llevar adelante las cuestiones de un país, pero el Estado debería ser quienes también habitan entonces ahí es donde tenemos el gran problema de desconexión.
En Tucumán, se restauran íconos turísticos mientras se demuelen casonas para hacer estacionamientos. (*Casonas de Virgen de la Merced y Mendoza) ¿Qué te sugiere esta lógica de maquillaje patrimonial?
Bueno, claramente el speech que tengan los poderes de turno lo van a manifestar y materializar en acciones que representen su discurso y la superficialidad del discurso o la convicción real del mismo entonces, es coherencia. En la incoherencia también hay coherencia, dentro de la incoherencia misma. Entonces, a ellos probablemente les interese parecer algo para atraer, y traccionar más negociados. Y además de que las ciudades están pensadas para los autos, entonces una vez más, el peatón, la escala humana y ese tiempo que se suele disfrutar mientras uno camina y que genera atención y capacidad de observación y afecto al territorio-porque mientras caminas te vinculas de otra forma- eso está en segundo o ni siquiera en segundo, en cuarto plano.
¿Qué similitudes encontrás entre las demoliciones silenciosas en Buenos Aires y las que ocurren en ciudades como Tucumán?
Similitudes, en realidad es la misma acción destructiva que deshonra la memoria y el hilo de relatos, y, además, la armonía y la belleza de la de la ciudad que habitamos, tanto Tucumán como Buenos Aires. Pero no sé si son silenciosas. Son bastante ruidosas. Y a veces se llevan de manera muy impune.
En Buenos Aires lograron salvar un puente emblemático. ¿Qué estrategias usaron para visibilizar ese caso? ¿Qué podemos aprender desde acá?
El puente es un caso riquísimo para estudio de modelo, porque lo que sucedió es la articulación realmente horizontal de distintas personas y organizaciones que tenían su llegada a cada quien, en su forma, cada quien hizo lo que solía hacer: comunicar, investigar, reunir. Entonces fue una gran articulación horizontal donde trabajamos realmente en conjunto, y sobresalió la coherencia y la constancia y la atención y la presencia. Entonces nos organizamos, más allá de los partidos políticos e ideologías, era un bien común.
¿Cómo se construye comunidad desde la defensa del patrimonio? ¿Qué rol tienen las redes, los afectos y los vínculos?
Dónde está el bien común, nos encontramos y eso prevalece sobre intereses, tal vez más pequeños o más propios. Y creando esas situaciones siempre y protegiendo y proponiendo. Entonces luego en esa ciudad nos vemos, porque somos parte de esa constitución y eso genera absoluta topo filia, vínculo. La arquitectura si no es vincular, no es arquitectura.
¿Qué tipo de patrimonio te parece más invisibilizado: el barrial, el industrial, el doméstico?
Me parece que lo que no se considera-ni siquiera a veces en la facultad como patrimonio, como herencia-son las arquitecturas barriales, a veces más modestas y sin embargo valiosísimas. En sus formas, en sus singularidades. En sus aspectos en los que relata sobre usos y costumbres y demás, pero si las barriales, por eso están barriendo tanto la identidad y la esencia de los barrios.
¿Qué te genera saber que desde Tucumán hay estudiantes y activistas que quieren emular tu gesto, no como copia, sino como acto de resistencia situada?
Me encanta. Me parece genial que el método se pueda instalar. Y se pueda proponer y llevar adelante en diferentes territorios. De hecho, tengo un paso a paso hecho, así que lo comparto. Está abierto: en el Link de Instagram está el paso a paso de cómo implementar el método en los territorios propios.
Gracias de corazón por tu tiempo y por tu lucha, Natalia. Desde Tucumán, tu gesto nos inspira a defender lo que queda, a recordar lo que se borra, y a construir memoria desde lo sensible. Esta entrevista es parte de un proyecto que busca visibilizar el patrimonio como acto de resistencia, y tu mirada nos ayuda a tender puentes entre territorios que muchas veces se sienten olvidados. Abrazo enorme, y gracias por seguir dibujando para que no nos olvidemos.
“Desde Buenos Aires a Tucumán, el trazo se vuelve puente. ¿Qué memorias queremos ilustrar antes de que desaparezcan?”
*Esta es la primera de tres entrevistas sobre patrimonio arquitectónico como resistencia
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