Lucha y frustración por los paros universitarios

POR AGUSTÍN SORIA, GISEL JEREZ & ALEJANDRO NIEVA

Después de una semana de clases públicas y movilización, terminó la semana de paro dispuesto por Conadu-H (Federación de docentes, creadores e investigadores universitarios). Grupos de estudiantes, docentes e investigadores de las Universidades Nacionales, se reunieron en diversos puntos del país para defender a la universidad pública, en busca de mejoras salariales y un aumento del presupuesto universitario.

En las facultades de la Universidad Nacional de Tucumán, las clases fueron suspendidas para respaldar la lucha. Se cumplió por primera vez en el año, una semana completa de una medida de fuerza que incluyó acciones públicas. Algunos docentes decidieron continuar dictando sus clases, por lo que se dieron clases públicas, en el caso de Tucumán, en la puerta de las Instituciones educativas o en la Plaza Independencia.

El día miércoles 13 de mayo, el Ministerio de Capital Humano, que conduce Sandra Petovello anunció un nuevo aumento del 7,5% para los docentes y no docentes de las Universidades públicas. Además, el personal no docente percibirá sumas fijas excepcionales de $25.000 por cargo, y los docentes recibirán un pago de una suma fija que varía según la dedicación:

-40 horas: $25.000

-20 horas: $12.500

-10 horas: $6.250

El 70% de los docentes universitarios son de cargo simple y cobrarán el monto mínimo por única vez ($6.250). Un kilo de pan actualmente cuesta $3.000 y un aceite común por encima de $3.500 (aproximadamente). El aumento que dispuso el poder ejecutivo está lejos de mejorar la situación de los docentes, con este único pago a un docente con dedicación simple, le alcanzaría para comprar 2 kg de pan, ni siquiera le alcanza para dos aceites.

En el mismo comunicado, capital humano informa que el aumento acumulado en salarios Universitarios entre enero de 2024 y mayo de 2025 fue del 111,0%. Lo cual es cierto, pero la inflación acumulada en el mismo periodo de tiempo fue de 147%, por lo que el salario docente y no docente tuvo una pérdida del 28% de su poder adquisitivo.

El 21 de agosto, el Senado argentino aprobó la Ley de Financiamiento Universitario. Entre las medidas más importantes se destaca:

– La actualización de las partidas presupuestarias de las universidades nacionales al 1° de enero de 2025, tomando como referencia la inflación acumulada durante 2023 y 2024 .

-A partir de enero de 2025, las actualizaciones serán bimestrales, de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC .

-Los salarios de docentes y no docentes universitarios serán recomputados desde diciembre de 2023 hasta la fecha sancionada, para compensar la pérdida frente a la inflación .

– Establece la realización de paritarias periódicas (mensuales o cada tres meses), que no podrán ofrecer aumentos inferiores a la inflación oficial.

El Presidente Javier Milei probablemente vetará esta ley, por lo que tendrá que volver a pasar por el congreso, ya que rompe con el “equilibrio fiscal”,  como otras leyes fundamentales para el bienestar de los ciudadanos que también fueron rechazadas. El aumento que el presidente anunció no responde a la problemática de los docentes y no parece dispuesto a otorgar una solución.

El proyecto de ley fue aprobado con 58 votos a favor, 10 en contra y 3 abstenciones, por lo que el plan de lucha y movilización continúa para que los votos se sostengan en el rechazo del veto.

Paros docente

Durante el ciclo lectivo Universitario 2025, hubo 18 días de paro convocados por Conadu-H Los docentes y no docentes son los principales afectados por el recorte del gobierno a la educación, pero quienes también se ven afectados en la calidad de su educación son los estudiantes. En algunas Universidades de todo el país, el segundo cuatrimestre empezó una semana después de lo planeado por la semana de paro.

Esto no significa que los “culpables” de esta situación sean los docentes, quienes con un salario por debajo de la línea de la pobreza ($250.000 o menos para cargos simples), quienes son jefes de cátedra y ni aún así les alcanza para sostener a sus familias y tienen que tener más de un trabajo, incluso por fuera del sistema educativo, o aquellos que se vieron tan perjudicados que tuvieron que dejar de ejercer la docencia para trabajar en otra actividad totalmente distinta. El sistema educativo universitario solo sobrevive por ellos, quienes por pasión o vocación sostienen el cursado de una materia en las peores condiciones posibles, pero ¿hasta cuándo se puede seguir resistiendo?

Consultamos a estudiantes sobre distintos puntos relacionados a la educación y cómo ellos consideran que les afecta la situación actual. Nos basamos en 3 preguntas claves: ¿Estas a favor de los paros? ¿Cómo sientes que afecta a sus estudios? y si califica a su educación como buena/de calidad.

La mayoría es consciente de lo está ocurriendo y apoyan los reclamos de los docentes, pero no suelen asistir a las marchas o actividades de visibilización.

Consideran que los constantes paros perjudican a su cursado, algunos entienden que es por una causa mayor y lo aceptan.

Prácticamente todos coinciden en que el nivel educativo baja cada año y que se hace difícil seguir el ritmo de las clases en estas condiciones.

Clases públicas

Las clases públicas como forma de manifestación, son sin asistencia obligatoria, algunos docentes las utilizan para avanzar con el cursado, otros buscan vincular el tema trabajado con la situación actual. Los docentes son quienes se la rebuscan para encontrar una manera de seguir enseñando en las condiciones adversas.

Las condiciones de estudio para los estudiantes tampoco son las mejores, las clases públicas rompen el acuerdo de privacidad con el docente y representan una toma de posición política, que algunos estudiantes menos politizados no están dispuestos a dar, por eso tienen menos concurrencia. Las quejas de algunos estudiantes es que los días de paro no se puede avanzar con el contenido y eso termina repercutiendo en el cursado, consideran que “pierden tiempo con las clases públicas”, según nos contaba una estudiante.

Esto no solo se traduce en pérdidas de docentes, también en deserción de estudiantes que no sienten que su educación sea de calidad, que existen materias en las que se aprende menos, la situación perjudica a todos.

La marcha Federal Universidad (26/06) de 2025, tuvo mucho menos visibilidad y asistencia que la del 4 de abril de 2024. Los estudiantes más politizados son quienes acompañaron el reclamo de los docentes y están a favor de los paros. Los estudiantes menos politizados y más jóvenes son quienes se sienten perjudicados en su educación, pero a la vez no suelen asistir a este tipo de manifestaciones.

La situación es mala para todas las partes, pero son los docentes quienes no llegan a fin de mes y no pueden sostener a sus familias, lo que se traduce en un peor nivel de la educación que se pueda ofrecer, y depende de la capacidad de los docentes, que con el mayor amor a la profesión, intentan enseñar en las peores condiciones posibles, lo que repercute en el aprendizaje de los estudiantes.

Mientras las políticas del gobierno no contemplen a la educación como un elemento fundamental para el crecimiento económico, el nivel de la educación será malo, porque no se necesita cumplir con plazos, sino que lo que se enseñe de calidad y que permite enriquecer la formación del estudiante.

Menos presupuesto es sinónimo de menor educación.

Peores salarios de menos docentes.

Educación sin calidad equivale a peores profesionales para el futuro.

De este modo perdemos todos.

*Mientras cerramos este artículo el Senado de la Nación ha sancionado la ley de financiamiento educativo, aunque todo hace prever el veto presidencial. A la espera de revertir el posible veto, la lucha lejos de parar va a continuar.

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